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Estudio: ¿Existen diferencias entre hombres y mujeres en la escalada?

Son ya bastantes los hombres que se han unido al club del 9b (la lista supera ampliamente los 10 nombres) pero tan sólo 2 mujeres (Angela Eiter y Laura Rogora) han conseguido chapar la cadena en vías de este grado (y, por ahora, ninguna de grado superior). Y ha habido unos 10 años de diferencia entre el primer 9b masculino y el primer 9b femenino. Te explicamos si existen diferencias entre hombres y mujeres en la escalada


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¿Por qué estas abismales diferencias?

Según la entrenadora y escaladora Eva López, la casuística es algo más compleja que la estatura y atiende a causas tan profundas como el desarrollo psicomotor y factores educacionales, amén de los factores físicos de rendimiento tradicionalmente estudiados.

Hasta hace no mucho se ha considerado a la mujer como el “sexo débil”, alejándola de los trabajos más físicos y limitando su participación en juegos y actividades que implicasen correr, saltar, gritar… por considerarse “poco femeninos”. Esto sin duda ha supuesto un obstáculo para el ajuste del esquema corporal, perdiendo la oportunidad de aprendizaje y desarrollo de múltiples gestos y capacidades en la edad sensible. Por suerte, es algo que va cambiando progresivamente y eso se nota en la práctica deportiva: En Indoorwall, un 37% nuestra comunidad son mujeres. Y, por poner un ejemplo, en Indoorwall Jaca, más del 70% de las paricipantes en las clases de IndoorClimb son mujeres.

 

 

El color rojo son las mujeres en Indoorwall (un 33% en total). El color azul es el porcentaje de hombres en Indoorwall (un 67% en total). Fuente propia

 

 

Por otro lado, tampoco podemos corroborar que los factores físicos de rendimiento se hayan estudiado en la mujer. Para poder afirmar que se estudian los parámetros de rendimiento en escalada en la mujer hay que comparar los resultados obtenidos por las mujeres frente a los hombres en una prueba determinada. La mayoría de estudios que analizan los factores de rendimiento en escalada o poseen una muestra en la que predomina el sexo masculino, o mezclan resultados hombre-mujer y los comparan con un grupo no escalador. Hay muy pocos estudios que comparen datos de mujeres frente a hombres. 

Pero antes de hablar de diferencias específicas de rendimiento en escalada, veamos qué dice la (poca) ciencia que ha estudiado diferencias físicas y fisiológicas de la mujer respecto al hombre en lo referente a entrenamiento.

 

¿Qué dicen los estudios (ciencia) ?

 

  • Composición corporal: Se ha estudiado que la proporción de masa muscular en niños y en niñas hasta la pubertad es prácticamente idéntica, pero el máximo crecimiento de la masa muscular se da en torno a los 15 años en las chicas y sigue incrementándose hasta los 20 en chicos. Esto hace que las mujeres tengan en torno a un 72% de la masa muscular que tienen los hombres -algo que sin duda marca una importante diferencia en el rendimiento- (Wilmore & Costill, 2006). 

 

  • Perfil hormonal: A parte de la estabilidad hormonal del hombre frente a la mujer con su ciclo menstrual (algo de lo que hablaremos más en profundidad en sucesivos posts) es importante mencionar la abismal diferencia a nivel de testosterona (hormona sexual esteroidea masculina por excelencia, que, a parte de contribuir al crecimiento óseo, tiene una alta relevancia en la síntesis de proteínas y, por ende, en la formación de masa muscular): el hombre produce entre 10 y ¡70! veces mas testosterona que la mujer (Moll & Rossenfield, 1979). Además, las mujeres producen una mayor cantidad de estrógeno, responsable de que se deposite la grasa en muslos y caderas, apoyado además por una altísima activación de la enzima lipoproteinlipasa (LPL), que favorece esta acumulación (Willmore & Costill, 2006).

 

  • Fuerza y masa muscular: Aunque los porcentajes de fibras rápidas y lentas son similares en mujeres y en hombres, las mujeres poseen áreas de fibra mucho menores que los hombres. Esto, unido a la distribución de la masa muscular en la mujer hacen que presente unos valores de fuerza entre un 40% y un 60% menores para el tren superior y entre un 25% y un 30% para el tren inferior (Willmore & Costill, 2006).

 

 

  • Resistencia muscular: Aunque la mujer alcance valores inferiores en la producción de fuerza, se ha confirmado que en contracciones isométricas son capaces de mantener la intensidad durante más tiempo y son más resistentes a la fatiga (Albert & col, 2006), especialmente en el tren superior (Avin et al, 2011). Además, las mejoras en fuerza máxima mejoran más la resistencia muscular en mujeres que en hombres (Salvador et al, 2009).

 

  • Centro de gravedad: Las diferencias en la distribución de la masa muscular, las diferentes localizaciones de acumulación de tejido adiposo y las diferencias en el tamaño y forma del esqueleto hacen que el centro de gravedad se sitúe al 55% de la altura corporal de la mujer, medida desde el suelo, y al 57% de la del hombre (Guillén & Linares, 2002). 

 

Vistas estas notables diferencias que bien podrían justificar per sé unas diferencias abismales en los resultados, se hace necesario comprobar si afectan y cómo lo hacen a los requerimientos específicos del rendimiento en escalada.

¿Qué diferencias hay entre hombres y mujeres en la escalada?

 

  • Relación peso-potencia: Son numerosos los estudios que corroboran una correlación positiva entre la relación peso-potencia y el nivel de escalada (Fryer et al 2015; Fryer & col, 2015; Couceiro, 2010) independientemente del sexo. Por otro lado, Philippe & col (2012) encontraron la relación fuerza de agarre respecto al peso como un excelente predictor del grado encadenado en escaladoras de alto rendimiento.

 

  • Fuerza máxima de agarre: Sabemos que es uno de los factores más determinantes del rendimiento en escalada (Schöffl & col, 2006; Magiera et al, 2013; Ozimek et al, 2016; López-Rivera, 2009), especialmente en la modalidad de bulder (Fryer et al, 2017). Diversos estudios han comparado los valores de fuerza máxima de agarre de las mujeres respecto a los hombres, y en todos los casos, el resultado ha sido siempre inferior para ellas (Mermier & col, 2000; Philippe & col, 2012; Gonzales & Scheuermann, 2007).

 

 

 

  • Rate of Force Developement (RFD) o fuerza de contacto: hasta la fecha, no hay estudios que comparen posibles diferencias en la RFD de mujeres respecto a hombres.

 

  • Resistencia: Teniendo en cuenta que el tiempo de escalada hasta el agotamiento y que la cantidad de tiempo que se puede mantener la aplicación de fuerza (FTI, integral fuerza-tiempo) son valores decisivos en el rendimiento en escalada (Saul et al, 2019; España-Romero et al, 2009; Fryer et al, 2015), especialmente en la modalidad de cuerda (Fryer et al, 2017) podemos afirmar que la resistencia de la musculatura del antebrazo es un factor de rendimiento clave. Aunque, como hemos visto anteriormente, la mujer presenta una mayor tolerancia a la fatiga y especialmente en el tren superior, parece que las diferencias importantes con los hombres se dan sólo en población no escaladora (Hunter & col, 2009) ya que los valores en niveles altos de escalada dejan de presentar diferencias significativas (Philippe & col, 2011).

 

  • Centro de gravedad: Aunque no hay ningún estudio que nos facilite datos objetivos, es fácil comprender que la diferencia de posicionamiento del centro de masas en la mujer respecto al hombre hará que probablemente juegue en su contra en terreno desplomado y posiblemente a su favor en terreno de slab.

 

Comprobadas las diferencias fisiológicas en el rendimiento en escalada podemos advertir que mujeres y hombres no debemos entrenar en absoluto de la misma forma. ¡Y eso que no hemos entrado a analizar las variaciones hormonales y metabólicas que se producen durante las diferentes fases del ciclo menstrual y que, sin ninguna duda, afectan sobremanera a la forma de obtención de energía, a la producción de fuerza y a la fatiga!

Aunque sólo sean unas pinceladas de cómo adaptar mejor el entrenamiento (entraremos en detalle en próximos posts) con estos datos podemos inferir que las mujeres deberían dar una especial importancia al entrenamiento de fuerza del tren superior (y más concretamente a la fuerza de agarre) y del core, a mejorar su composición corporal (no a pesar menos, ¡ojo! sino a reducir su masa grasa y aumentar su masa muscular) y a tratar de conseguir una óptima técnica para mejorar su eficiencia al máximo y así poder compensar en lo posible sus desventajas fisiológicas a nivel de fuerza. 

¿Sabías que la persona más joven en encadenar un 9a/+ tenía sólo 13 años y fue… una chica! (Ashima Shiraishi) y que hay escaladoras que con sólo 12 años han encadenado 8b (Geila Macià) y que con 14 y 15 años han encadenado 8c (Ahinhize Belar e Iziar Martínez)? Quizás, aunque pueda parecer que la fisiología quiera poner a la mujer en desventaja, si se enfoca el entrenamiento adecuadamente, la mujer podría llegar a encadenar la misma dificultad (y por qué no, superior) que el hombre. ¿Y, pues? ¿Qué opinas de si existen diferencias entre hombres y mujeres en la escalada?

 


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